En mayor o menor medida todos hemos tenido la experiencia de expresar mensajes en los cuales no creíamos verdaderos o iban en contra de nuestra voluntad o que no coincidían con nuestros valores. Muchas veces lo hacemos para no herirnos a nosotros mismos o bien a los demás. Otras veces para satisfacer las expectativas de los otros hacia nosotros. Todos estos pensamientos, palabras y/o acciones falsas tienen una serie de efectos sobre nosotros que acaban por pasarnos factura. Estos efectos se traducen en conflictos internos y también en externos que provocan ansiedad y con el tiempo baja autoestima, bajo autoconcepto y muy probablemente acabe en depresión si estos conflictos no se resuelven. La relación con nosotros mismos se deteriora así como las relaciones con los demás.
Cuando somos honestos con nosotros mismos y con los demás alineando nuestros intereses con los del mundo reducimos automaticamente las tensiones, porque actuamos desde una posición pura.
Debemos enfocarnos en nuestro interior saber lo que deseamos y lo que no deseamos, lo que permitimos y lo que no. Entonces nos abrimos al mundo y nos expresamos a nosotros mismos.
Núria Marco
No hay comentarios:
Publicar un comentario